16 ene 2011

Orgullosa de ser yo.



Hoy es uno de esos días en los que cierras los ojos y te da por recordar el pasado. Y hoy, yo, al hacerlo, he sonreído.
He repasado mi vida: mis acciones, mis errores, mis decisiones... y he sonreído.

He sonreído porqué hoy, yo, soy feliz.

Las decisiones que he tomado al largo de mi vida me han llevado hoy aquí, en dónde estoy: En Castellón junto con mi pareja, y unos grandes amigos que me esperan a mi regreso. Porqué no hay mayor gozo que el sentirse querida por la gente a la que quieres.

Cierro los ojos y veo a la gente que ya no está en mi vida, unos que se fueron y otros a los que eché y, sinceramente, el no tenerlos ya en mi vida me hace bien: No sufro, no lloro, no me preocupo... no me invaden esos sentimientos que me alejan de la felicidad.

Hace unos meses puse en mis notas del Facebook un parrafo del Dalai Lama:
Además de la meditación, también es de gran importancia vivir de manera responsable. Devemos evitar las influencias de malas compañias, amigos insatisfactorios que pueden desviarnos del camino. No siempre es fácil juzgar a los demás, pero sí podemos ver que ciertos estilos de vida nos apartan de la honestidad. Una persona amable y bondadosa puede caer fácilmente en el mal camino por culpa de unos amigos de moral dudosa. Devemos tener cuidado y evitar tales influencias negativas y cultivar la amistad con personas leales que nos ayuden a dar sentido y significado a nuestra vida.
Desde que leí alguno de sus libros, mi forma de pensar ha cambiado bastante, principalmente relacionado con el párrafo expuesto anteriormente. Si buscas la felicidad, aléjate de las cosas que te hacen daño.

Hoy, puedo decir que hasta cierto punto me he alejado de todo lo que me hacía daño: situaciones, amistades, preocupaciones... y he alcanzado ese punto de felicidad que, aunque no sea absoluta, me hace sonreír.

Nada más abrir los ojos veo a mi pareja, y me siento afortunada, pues no todos tienen esa suerte. Me levanto de la cama y voy directamente a la jaula de mi pequeño, y lo veo durmiendo tan plácidamente que me siento orgullosa, orgullosa de poder hacer que su vida sea tan placentera, y solamente puedo despertarlo y achucharlo. Me asomo al balcón y vislumbro un nuevo día, un día en el que iré a trabajar y, aunque me resienta la salud, me siento feliz al ver las cosas favorables de ese trabajo: grandes compañeros con los que compartes historias, con los que te ríes, que te ayudan y tu les ayudas. Y sobretodo, lo más importante, es que por fin veo a mi pareja más relajado, pensando en comprarse sus caprichos... y comprándoselos, que es lo mejor.

Me siento feliz, porque se que aunque haya distancia, siempre voy a poder contar con mis amigos. Unos amigos a los que quiero y que me quieren. Unos amigos con los que estoy tan a gusto que me olvido de mis problemas y, sino, ellos se preocupan y me ayudan a resolverlo, me escuchan y me comprenden, me dan pequeños sermones... Unos amigos a los que hecho de menos porqué no están a mi lado pero que cuando los necesito están ahí. Unos amigos que me hacen sentir bien cuando estoy con ellos, que es lo más importante.

Hoy me siento orgullosa de ser quien soy, de como soy y, sobretodo, me siento orgullosa de estar con la gente con la que estoy.

Muchas gracias por reservarme un trozo de vuestros corazones. Parte del mio os pertenece.

Hoy he sonreído de felicidad porque me siento orgullosa de cada una de las cosas que me rodea.

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